La comunicación multilateral del siglo XXI ha convertido al periodista en un auténtico mediador social. En la actualidad, el ciudadano marca la jerarquía informativa con nuevas prioridades y formas de valorar y entender la noticia. El profesional debe desarrollar nuevas habilidades y convertirse en un experto de todo; en definitiva, no tener miedo al futuro, sino estar a la cabeza del cambio.
El público receptor de la información es universal; el ciudadano sabe lo que quiere y tiene claro dónde encontrarlo. El profesional de la comunicación debe entender el poder de la interactividad y contestar a dos preguntas: ¿qué interesa al ciudadano? y ¿cómo le interesa? porque la información ya no es exclusiva de unos pocos y el emisor, el receptor y la fuente se intercambian los papeles. La información y los tiempos se comparten en los nuevos modelos del software social.